Desde pequeños nos han inculcado en casa la importancia que tienen los lácteos en nuestra alimentación. Los padres consideran vital que durante el desarrollo de sus hijos, éste consuma lácteos que les proporcionen calcio para crecer fuertes y sanos.
Hoy en día, se recomienda un consumo diario de entre dos a cuatro raciones, lo que equivaldría a tomar un vaso de leche para desayunar y dos yogures a lo largo del día. Un hábito muy extendido.
Sabéis que somos el único animal que se alimenta de la leche de otro animal y seguimos tomando leche después del destete? Incluso hasta nuestros últimos días, curioso. La leche en sí, leche materna en nuestro caso, es el único alimento realmente adaptado a las necesidades del recién nacido y del niño pequeño.
Los lácteos tienen mucho de calcio, pero también mucha proteína, y el exceso de proteína acidifica el organismo. Cuando hay un alto consumo de proteína animal en nuestra alimentación ponemos un mecanismo en marcha el cual favorece la pérdida de calcio. Sobre todo perdemos calcio de nuestros huesos. En fín, favorecemos la aparición de osteoporosis. Al acidificar la sangre provocamos que el hueso empiece a soltar calcio para compensar el pH ácido que provocan y, así, logramos el equilibrio que necesita el cuerpo.
Por otro lado, nuestro sistema digestivo no está adecuado para este alimento. Existe una enzima, la lactasa, que son las encargadas de descomponer y hacer digestible la leche de vaca. Dicha enzima, la dejamos de producir alrededor de los dos años. Hay numerosos estudios científicos que señalan la leche de vaca como uno de los factores implicados en muchos de los problemas de salud actuales. El consumo de leche favorece innumerables enfermedades, entre las cuales encontramos problemas circulatorios, alergias, inmunodepresión, diabetes juvenil, asma, acumulación de mucosidas y flemas.
Y entonces de dónde obtengo el calcio?
El calcio lo podemos encontrar en alimentos de origen vegetal, como son los cereales integrales, legumbres, verduras, frutas (secas), frutos secos y semillas. Un vaso de leche es equivalente a una cucharada sopera de semillas de sésamo(excelente fuente de calcio y grasas saludables).
Hay bebidas vegetales de almendra, arroz, avellanas, avena y coco entre otras. También hay quesos vegetales, cremas, yogur de coco, etc. Existen muchas alternativas para sustituir los lácteos.
Os animo a que sustituyáis el consumo de lácteos y en su lugar incluyáis en vuestra alimentación semillas, frutos secos y bebidas vegetales. Todos ellos excelente fuente de vitaminas, minerales (calcio), grasas saludables y fibra.
Después de leer este artículo, crees que son necesarios los lácteos en nuestra alimentación? Sabiendo lo que sabes ahora espero que vayas quitando este mal hábito 😉